En esta temporada Primavera/Verano los bolsos de rafia, como de costumbre, volverán a ser tendencia. En otra entrada de este blog ya mencionamos cuáles eran sus ventajas: resistencia, flexibilidad e impermeabilidad. También comentamos que esta última característica se hace más latente en la rafia sintética frente a la natural. Pero dicha impermeabilidad no impide que el bolso se manche, es cierto que ofrecerá una mayor resistencia a la mancha, pero aún así debemos saber cómo actuar ante esta situación.
Material resistente, pero delicado
A pesar de que se trate de un material ciertamente resistente, la rafia es también delicada. Es decir, al ser un material con procedencia natural se puede deteriorar fácilmente (aunque esto no ocurre con la rafia sintética, que es más duradera). Por ello debemos tratar a nuestros bolsos de rafia con un cierto cariño para no estropearlos.
¿Cómo mantener limpio mi bolso de rafia?
Para limpiar el exterior lo que haremos será mezclar en un bol agua y sal y limpiar con un paño la superficie. Si la suciedad se encuentra en el interior, como cuando vamos a la playa y hay arena dentro del bolso, el mejor recurso es un aspirador. Los aspiradores de mano suelen ser un gran aliado en estas situaciones por su tamaño y comodidad, además por la potencia reducida a la hora de aspirar.
En vez de usar agua y sal, también podemos utilizar agua y jabón. Ambos componentes no deterioran la rafia, por lo que el uso de uno u otro dependerá de la persona en cuestión. En ambos casos, tras pasar el paño utilizaremos, también, un cepillo de tapicería (ya que sus púas son más flexibles y no dañan los tejidos). Con el cepillo lo que haremos será eliminar el polvo y la suciedad que se acumula en las grietas de la paja o en las esquinas que componen la propia rafia.
Eliminar el moho
En los bolsos de este tipo de material es bastante probable la aparición de moho si se encuentra expuesto a ambientes húmedos y no se cuida y limpia lo suficiente. Para eliminarlo utilizaremos el mismo procedimiento descrito anteriormente, pero en vez de usar sal o jabón usaremos cloro. Utilizaremos la misma cantidad de agua y de cloro y frotaremos con cuidado en las zonas más afectadas por el moho.
Posteriormente, dejaremos que el bolso se seque al sol para eliminar la humedad, aunque no durante un tiempo muy prolongado por si algunas partes del bolso de rafia (forradas con tela o cuero sintético) se destiñen. Volveremos a usar este accesorio cuando esté completamente seco y aireado, ya que de lo contrario estaremos dejando que la humedad permanezca en su interior.